Sí, Abel. Grande fue la vinculación y devoción mutua entre San Pascual y el Beato Hibernón y conocía que la silla del Beato se conserva en el santuario de San Pascual. En cambio desconocía que se intentó infructuosamente quemar por tres veces y que se apagó. Seguo que más de un forajido se indignó.
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